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Dragó y Andrés Trapiello inauguran los Encuentros Eleusinos en el Café Gijón

Con Andrés Trapiello como invitado, el pasado sábado se inauguraron los Encuentros Eleusinos en el Café Gijón, un ciclo de tertulias dirigido por Fernando Sánchez Dragó que pretenderá revitalizar en Madrid la vida literaria de café

Los Encuentros Eleusinos surgieron en julio del año pasado con la idea de materializar un viejo sueño de Dragó: construir en su retiro soriano de Castilfrío de la Sierra un centro que se mirase en el espejo del antiguo santuario iniciático griego de Eleusis, un lugar de sabiduría pagana devastado por el fanatismo monoteísta en el albor de los Siglos Oscuros.

Son ya cuatro los Encuentros Eleusinos que se han celebrado, el último de ellos en tierras tan lejanas como las de Kampot, en Camboya. Hasta allí se desplazaron nada menos que veinticuatro viajeros españoles, que disfrutaron, junto a ponentes como Frank de la Jungla, Francisco López-Seivane, David Jiménez y el propio Dragó, entre otros, del paraíso particular del escritor.

Fernando Sánchez Dragó Andrés Trapiello Encuentros Eleusinos en Café Gijón
La mesa presidencial. De izquierda a derecha: Eduardo Martínez Rico, Andrés Trapiello, Fernando Sánchez Dragó y Javier Redondo Jordán

Siempre basados en el pensamiento y en la obra de Fernando Sánchez Dragó, los temas tratados hasta ahora tanto en los Encuentros Eleusinos que han tenido lugar en Castilfrío como en Camboya y, dentro de dos meses, en Marruecos, forman parte del ámbito de la filosofía, la espiritualidad y la salud. Sin embargo, la literatura ha sido el motor de la vida de Dragó, ya sea como escritor, como lector o como divulgador en programas de televisión sobre libros. Su historial es amplio: Biblioteca nacional, Encuentros con las letras, El faro de Alejandría, Las noches blancas… Premio Ondas en 1988 con El mundo por montera y Premio Nacional de Fomento de la Lectura con Negro sobre blanco en 2000, Dragó ha sido, posiblemente, quien más ha hecho por la literatura en España en los últimos cuarenta años. Con esa vocación, la de profundizar en su vertiente literaria, nacen los Encuentros Eleusinos en el Café Gijón.

«Siempre he tenido la idea de recoger el testigo de las tertulias literarias, que tan importantes han sido en la Historia de España y en la historia de la política, la literatura y las artes españolas. Esto ha desaparecido ya. Ahora las tertulias se han trasladado a la radio y a la televisión, llenas de todólogos que pontifican sobre todo lo humano y lo divino», señalaba Fernando Sánchez Dragó ante quienes se congregaban en la cripta del Café Gijón el pasado sábado. «Tertulias de este cariz literario las habido en todas partes: en Austria a partir del siglo XVII o XVIII, en París no digamos, en Londres, en Nueva York y, por supuesto, en España con la tradición del café, con La fontana de oro, de Galdós; Lhardy allí cerca; hubo también tertulias memorables en El Parnasillo; y ya en el siglo XX, la de Pombo, de Ramón Gómez de la Serna, la de Levante, la de Fornos, que curiosamente, y esto es algo que me gustaría recordar antes de iniciar estas tertulias, nacieron al calor de la Primera Guerra Mundial. Y la gente se calentaba tanto en las tertulias a cuento de la guerra que en Pombo se prohibió que se hablara de ésta».

Fernando Sánchez Dragó Andrés Trapiello Encuentros Eleusinos en Café Gijón
Parte del público asistente a la cena-tertulia

Dragó reconoció que, al fin y al cabo, en una tertulia literaria no se habla sólo de literatura, sino de todo lo que contiene el universo, y que por tanto es difícil que al calor del coloquio no surjan debates políticos. «Yo no soy Ramón Gómez de la Serna ni esto es la cripta de la Botillería de Pombo, pero preferiría que no se deslizara la conversación hacia la política. Sin llegar al extremo de prohibirlo, porque tratándose de españoles eso es imposible».

La noche que llegó al Café Gijón fue precisamente la primera vez que Dragó entraba en un establecimiento de este tipo. «Durante los años posteriores a la guerra, el Café Gijón fue una especie de espacio de armisticio. También aquí había muchas tertulias: unas cuyos integrantes acababan salir de las cárceles de Franco y otras de gentes que en ese momento estaban en el machito. Y la verdad es que, en los ocho o diez años que frecuenté este café, jamás presencié ningún incidente. Verdaderamente, aquello era un prodigio de saber estar, de saber hacer y de convivencia».

Fernando Sánchez Dragó Andrés Trapiello Encuentros Eleusinos en Café Gijón
Parte del público asistente a la cena-tertulia

Por su parte, Andrés Trapiello ―a quien Dragó presentó como autor de «la más colosal empresa literaria que jamás se haya acometido en este país y prototipo del hombre de letras, el hombre que vive de, por y para la literatura»― admitió durante una de sus intervenciones no ser una persona de tertulias, aunque de joven frecuentó durante unos años una tertulia del Lyon en la que estaban Sánchez Ferlosio, García Gual y Soledad Puértolas, entre otros. «En el Lyon había varias tertulias que se cruzaban, muy divertidas para hacer una sátira de ellas, como la de Julio Caro Baroja, con gente bastante venerable, a quienes les había tocado el momento histórico del cambio de régimen del franquismo a la democracia. Los miembros de esa tertulia, que llevaba celebrándose durante cuarenta años, con la llegada de la democracia se dividieron, porque los que no habían podido hablar durante cuarenta años podían hablar ahora, y los que no habían hecho otra cosa que hablar durante cuarenta años estaban fastidiadísimos. Y andaban todos enfadados. Nosotros llegábamos a la tertulia y los veíamos cuatro horas sin decirse nada nunca. Y don Julio, cuando se aburría, se venía con nosotros».

La conversación siguió entre Dragó y Trapiello, y descendió inevitablemente hacia la política y otros ámbitos, unos más prosaicos y otros más elevados, y a los dos escritores se unieron activamente algunos de los asistentes, alcanzando, por momentos, un tono formal y culto, pero apasionado. Luego se sirvió la cena y finalmente, con los postres, se dio el acto por concluido.

Fernando Sánchez Dragó Andrés Trapiello Encuentros Eleusinos en Café Gijón
Dragó, tan generoso como siempre, compartió anécdotas con los asistentes incluso cuando la tertulia se había dado por concluida

Sin embargo, quienes han asistido a cualquiera de las ediciones de los Encuentros Eleusinos saben que las conferencias de Dragó no se acaban nunca. Tras despedirse de Andrés Trapiello y de gran parte de las personas que acudieron a la tertulia, Dragó se acomodó en un rincón de la cripta y continuó contando historias de otros tiempos, de una juventud memorable, la de la segunda mitad del siglo XX madrileño, apoyado en la insospechada elocuencia de una amiga entre el público, Concha Barral, viuda de Eduardo Haro Tecglen y testigo excepcional de muchos de aquellos días de gloria.

Y así transcurrieron las horas, mecidos unos en la memoria de una vida tan exuberante como perdida y remota, y mecidos otros, trágicamente, en la nostalgia de una época que jamás alcanzarán a vivir.

Javier Redondo Jordán

Aquí puede verse un extracto de la cena-tertulia con Dragó y Andrés Trapiello:

La próxima cena-tertulia se celebrará el próximo sábado 8 de marzo a las 20:00h.

Fernando Sánchez Dragó Alberto Vázquez-Figueroa Encuentros Eleusinos en Café Gijón

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