Yo pensé que no halláramos consonante, pero ha salido perfecto. Un exitazo. Me refiero al Primer Encuentro Eleusino celebrado durante el último fin de semana en Castilfrío (19-21 julio 2013). Cuarenta alumnos inscritos que llegaban a las Tierras Altas de Soria desde lugares cercanos y remotos. Entre éstos, Madrid, Valencia, Alicante, Salamanca, Valladolid, Zamora, Sevilla, Córdoba, Jaén, Málaga, Cádiz, Almería, Barcelona, Cantabria, Galicia, Palma de Mallorca, las Canarias, Miami… Y un plantel de ponentes que han convencido y seducido a todos: José Miguel Gaona y la danza de las endorfinas, Carmen Giménez-Cuenca y el coaching que conduce al nosce te ipsum, Fernando Díez a lomos del tantra y de su eterno sitar, sus dos hijas (Chandramaya o el yoga y María o la nutrición vegetariana y natural… Visiten La Casa de la Luna, en Madrid, y las encontrarán), Javier Esteban y el camino de Eleusis, José María Olmo y los secretos de la semilla de la aceituna, Silvia Grijalba y la relajación musical…
¿Me olvido de alguien? Sí, de la persona −Javier Redondo Jordán, mi ayudante, mi mano derecha− que ha convertido en realidad, con espíritu de sacrificio, estrategia de gestión, capacidad de organización y amorosa atención a los detalles, un viejo sueño de quien esto escribe: el de plantar en Castilfrío la simiente de una comunidad filosófica, de una granja pitagórica, de una ínsula de experiencias místicas, de un Círculo Hermético heredero del que Jung y Hermann Hesse trazaron en la aldea suiza de Montagnola, de algo similar, en definitiva, y de ahí el nombre que le puse, a lo que desde el siglo VII antes de Cristo hasta finales del siglo IV después de él representó, en Grecia, el santuario de Eleusis.
¿Somos presuntuosos? No. Somos ambiciosos y queremos mirar al futuro sin perder de vista el pasado dejándonos llevar por el viento del Espíritu, que sopla allí donde se le busca, y por el impulso de la Gnosis mientras ruge alrededor el Kaliyuga y toda una etapa de la civilización llega a su punto final.