Durante la presentación del «VI Encuentro Eleusino en Castilfrío: El Grial y los cultos solares», una gata apareció en la sala de conferencias, se paseó por la mesa delante de Antonio Piñero y Fernando Sánchez Dragó, y se acomodó en el regazo de éste.
«Así fue. La gata, efectivamente, se subió a mi regazo mientras yo inauguraba el curso con unas palabras de salutación, bienvenida y exégesis griálica. Ronroneaba y, de vez en cuando, emitía suaves gruñidos. Nadie se dio cuenta de que eran las contracciones del parto. Yo tampoco. Luego se cobijó entre mis pies y, siempre inadvertida, fue lanzando al mundo, con portentosa suavidad y naturalidad, una camada de gatitos mientras el profesor Piñero, cobijado a su vez en la erudición neotestamentaria, ponía en tela de juicio la existencia de la Última Cena, que quizá fue invención metafórica de Pablo literalmente interpretada y propagada por los evangelistas» (Fernando Sánchez Dragó).